Jesús prometió que todo aquel que acudiera a él con fe sincera y arrepentimiento sería aceptado y perdonado. Esa persona se renueva (2 Corintios 5:17), nace de nuevo (1 Pedro 1:3), tiene paz con Dios (Romanos 5:1), pertenece a Dios, es adoptado por Dios como su hijo (Romanos 8:15,16) y recibe la vida eterna (Juan 3:16). ¡Este regalo de la salvación nunca se puede perder! Tendrás una relación con Dios por medio de Jesucristo por el resto de tu vida y por la eternidad. Porque «cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, habiendo sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira, porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.» – Romanos 5:6-11
Sin embargo, cualquiera que rechace a Jesús y no acuda a Él en busca de perdón morirá en su pecado (Juan 8:24), y nuestro Dios Santo le exigirá que pague por su propio pecado para siempre en el infierno (Juan 3:36, Apocalipsis 21:8).
Jesús advirtió:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6)
“Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:13,14)
¡Por favor, ven a Jesucristo y recibe el perdón hoy! No sabes cuándo enfrentarás el juicio de Dios.